miércoles, 21 de septiembre de 2011

NO SURPRISES

Así se llama un pedazo de canción (y un pedazo de vídeo, aunque algo angustioso) del grupo británico Radiohead, ¿os acordáis? Aquí os dejo el link www.youtube.com/watch?v=u5CVsCnxyXg para que volváis a disfrutar de este imperecedero éxito de 1997, o para que lo descubráis si no habéis tenido la suerte de conocerlo hasta ahora. Os aseguro que, pese a lo que reza su título, os sorprenderá.












No surprises... Qué bonito y apropiado lema sería éste para el conjunto de los que planean, elaboran, distribuyen y manejan la televisión en España. “Nada de sorpresas, por favor, no sea que nos hagan daño”. No surprises: la inanidad elevada a la categoría de pensamiento racional; la falta de riesgo como herramienta para no perder el sillón y, si se puede, alcanzar otro con el respaldo más alto. El miedo a lo nuevo como criterio único y definitivo para la toma de decisiones.

Y claro, así nos luce el pelo.

Ya, ya sé que no es tan fácil cortar el bacalao. Y que hay excepciones: de vez en cuando se cuelan, como por una rendija, productos nuevos que rompen con lo establecido y abren caminos inexplorados; si hay suerte, hasta se convierten en tendencia (si no hay suerte, se convierten en inundación). Pero son pocos. Y cobardes, porque no llegan tan lejos como a algunos nos gustaría.

Aun así, si no fuera por estas “surprises” (administradas con cuentagotas) la tele sería más cuadrada de lo que ya es. Las series juveniles seguirían ofreciéndonos, a estas alturas, el mismo revuelto empalagoso de ligues adolescentes y “rebeldía” en el inevitable marco del instituto actual (porque a los chicos de ahora, ¿sabe usted?, no les interesa la Historia, y mucho menos las películas de época). Los concursos inteligentes permanecerían vedados a perpetuidad porque “son antiguos” (ya se ve, ya...). Y la parrilla de la tarde no se podría tocar, faltaría más; “La gente quiere lo que quiere”.

En fin: que a los inmovilistas de siempre les han metido algún que otro gol en los últimos partidos. Pero siguen aspirando al Trofeo Zamora.

Creo conocerlos bien, aunque no he asistido a ninguna de sus reuniones. No saben ni de lejos lo que es una estrategia a largo plazo. Se fían de su intuición y presumen de capacidad de improvisación, acaso sin saber que esas armas no son más que subterfugios para ocultar sus carencias organizativas. Son caprichosos, y cambian a última hora detalles nimios de los que nunca deberían ocuparse las altas jerarquías. Mudan de opinión con sorprendente frecuencia (y eso afecta al trabajo de mucha gente), pero de alguna manera logran convencerse a sí mismos de que sus giros de veleta constituyen una evolución perfectamente razonable.

Y sobre todo tienen miedo, mucho miedo. Miedo de todo. Miedo a lo que no controlan, que es mucho. Y miedo a que haya cambios en su entorno, porque algo les hace sospechar que hasta ahora han tenido más suerte de la que merecían, y que si un día se tuerce el rumbo poco les faltaría para naufragar. Por eso se resisten con firmeza a cualquier novedad (siquiera formal) que se les presente, y por eso prefieren hallar en sus subordinados obediencia ciega antes que brillantes iniciativas. 

Cuando se juntan vendedores y clientes (productoras y cadenas), el clima no puede ser más cordial; nadie quiere romper la ilusión de que todos “están en lo mismo”, y para eso lo mejor es no mojarse demasiado. Luego, de vuelta a sus respectivos cuarteles generales, unos y otros interpretan lo debatido de modo muy diferente, pero no importa: para eso están los e-mail, y al final el pez más gordo tiene siempre la última palabra, que es la que vale.

En esas manos estamos los telespectadores de este país de tedetés.

En mi modesta (y tal vez molesta) opinión, las personas incapaces de crear con alegría y rompiendo moldes, aquéllas que ven en la imaginación un peligro antes que unas alas para llegar más lejos, no deberían dedicarse al negocio de la comunicación audiovisual. Pero ahí están. Amarraditas a sus despachos.

Lo cual, por supuesto, no es ninguna sorpresa.    

1 comentario:

  1. Hostia, si k es inkietante el video... El cantante es un tipo raruno...
    En cuanto a la TV... no tengo ni idea de lo k me gustaria ver (y, creo, eso le pasa a la mayoria de la gente)... Y me parece k de eso se aprovechan los tipos d los despachos...
    ;-)

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