lunes, 5 de septiembre de 2011

10 CLAVES PARA EL ÉXITO DE UN REALITY

Todos sabemos en qué consiste el invento: se encierra a un grupo de personas durante un periodo determinado y se vigilan sus movimientos las 24 horas del día mediante cámaras de televisión. Si lo que sale en los monitores lo observan únicamente funcionarios policiales, el formato se llama “cárcel”; pero si lo ve toda España, se denomina “reality show” (hay algunas diferencias más, pero son secundarias).
A pesar de compartir este planteamiento tan sencillo, algunos realities alcanzan el estrellato y otros se estrellan contra la indiferencia general. ¿Por qué? Eso les gustaría saber a los señores de la tele, que cada año invierten euros y neuronas (aunque cada vez menos de las dos cosas) en nuevas variantes del guiso sin tener ni idea de cómo les va a responder la audiencia. Y es que de poco sirven las previsiones cuando la realidad parece estar reñida con la lógica.
¿Cómo explicar que Gran Hermano haya sobrevivido doce años con tan buena salud, pese a los vestidos de fruta de la Milá? ¿”El topo” se hundió porque formaba parte de su naturaleza? ¿El increíble éxito de la primera edición de O.T. se debió a que su presentador repetía la palabra “guapísima” cada medio minuto? ¿Qué llevó a los directivos de Cuatro a retirar Fama justo cuando sus seguidores habían aprendido a pronunciar demi-plié, espagat y “ameising”? ¿Cuál es la diferencia entre el éxito y el fracaso?
Está claro que no hay fórmulas mágicas, pero de mis conversaciones con redactores, guionistas, realizadores y otras especies he podido entresacar algunas premisas cuya validez nadie discute, más que nada porque discutir de estos temas es aburridísimo. He aquí diez claves para que un reality show atrape a la audiencia sin que se le escape en los anuncios:
            1.- Un buen casting (imprescindible)
2.- Un mal casting que al final acaba siendo bueno (más imprescindible todavía)
3.- Mucha agua (lo mejor es irse a una isla; si no se puede, siempre queda la opción de instalar una piscina y un jacuzzi)
4.- Que algún concursante hable de sí mismo en tercera persona (si además tiene la capacidad de hablar con Dios, mejor que mejor)
5.- Un buen surtido de extensiones, uñas de gel y productos derivados de la silicona (suele venir en el pack de las concursantes)
6.- Edredones (no requiere mayor aclaración)
7.- Que se hable mucho de comida, ya sea porque hay que pescarla en el mar, o porque hay que pedalear en una bicicleta estática para conseguirla, o porque una concursante llamada Rosa adelgaza muchos kilos (esto último funcionó muy bien en la primera edición de O.T. y en la última de Supervivientes)
8.- Que el presentador sea catalán (salvo que el programa se haga en Cataluña)
9.- Que los concursantes nunca sepan quién les pone la pierna encima (y que se lo pregunten a grandes voces)
10.- Y lo mejor de todo: que el cuñado de la favorita sufra un accidente de coche y se recupere justo antes de la final (con esto el éxito está garantizado)
Dicho queda. A partir de ahora, quien quiera reventar la audiencia ya sabe lo que tiene que hacer… Aunque me da a mí que la audiencia empieza a estar un poco harta de que la revienten.

6 comentarios:

  1. Yo añadiría una mas: saber donde hay materia para hacer un reality. Ya es tarde para hacer uno de las acampadas de sol? Ya no quiero a Vaquerizo y Alaska sino a los indignados!

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  2. Hostia, almiranteboy, yo kiero uno del JMJ...
    ;-)

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  3. Buena idea, almiranteben. Lo malo es que cada vez que tuvieran que nominar harían una asamblea y sería un coñazo...

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  4. Ya te digo... Si fuera del JMJ seria... mas espiritual... Y despues de las nominaciones: confesiones (de las de verdad)... Tiene morbo la cosa, o no?
    ;-)

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  5. Tienes razón, Olivier. Además has puesto el dedo en la llaga, porque tengo pensado publicar un post relacionado con la JMJ (aunque no de la manera que tú te esperas). en unos días lo verás...

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